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FEMINIDAD: Leda y el cisne
Desde el recogimiento hasta la apertura. 

En esta metáfora es el trabajo del cuerpo a través del artificio de los signos, signos que pueden
ser reversibles, pues a la seducción sólo le pertenecen las apariencias. Dicho desde las
palabras de Jean Baudrillard “Hay que dejarse seducir por la verdad utilizando la ambigüedad
y la simulación como guía hacia la verdad”. Adicionalmente, la seducción oscila entre los polos sexuales, es sublime, se deja desear y se rige bajo lo higiénico , lo neutralizado y lo no vulgar. El engaño es el poder de la seducción, “seducir es morir como realidad y producirse como ilusión – yo seré tu espejo, tu serás mi ilusión”. De la seducción, Jean Baudrillard Ediciones Cátedra, S. A., 1981.

La seducción no es un accidente, no es algo con lo que se nace es algo que aprendemos, nos funciona, lo repetimos, aprendemos de nuevo, mezclamos lo aprendido con lo que ya era de nuestro y así pasa a convirtiese en un fetiche, destinado al consumo una y otra vez, donde la naturaleza del yo se combina, yuxtapone y adapta, dependiendo de lo que despierta el deseo, teniendo en cuenta que quien seduce es maestro de quien es seducido y quien aprende se combina en seducción con su maestro.

FOTOGRAFÍA: Performance realizado a través del baile

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